05/Septiembre/2004
Claudia Lemuz

Nativitas Cuatempan.- La tierra que vio partir a Mario Marín Torres hace 44 años poco ha cambiado desde entonces. La mayoría de las calles aún luce sin pavimento. El calor y la aridez de la tierra se asemejan más a la Comala de Pedro Páramo que a la “pequeña Grecia” que describió el presidente de la junta auxiliar, durante la bienvenida que dio al candidato.

Por unas cuantas horas las calles de Nativitas Cuautempan vieron multiplicarse a los transeúntes, pues de una población de poco más de 200 habitantes, el sábado su suelo recibió a 10 mil priístas que acompañaron al ahora candidato del PRI por el gobierno del estado. De repente los burros y los caballos veían su territorio invadido por camionetas que en mucho les superaban en costo.

A la unción que recibió Mario Marín Torres de los priístas para abanderarlos rumbo a la gubernatura, se sumó la bendición religiosa que de rodillas recibió el candidato por parte del padre Froylán, de la parroquia de Xonaca.

Luego de la celebración eucarística, el priísta se dirigió a la plaza de Nativitas, donde minutos antes los presentes escuchaban con simpatía a Valentín Meneses soplarle al maestro de ceremonia los nombres de los asistentes: “Fíjate porque ya llegó Alberto Amador, también hay otros, menciónales. Menciona a su distinguida esposa y a sus hijos”.

Nativitas se convirtió en una pasarela donde los grandes ausentes fueron el gobernador Melquiades Morales Flores –quien días antes viajó a Estados Unidos- y el senador  Manuel Bartlett Díaz. 

Entre los presentes se encontraban los ex gobernadores Mariano Piña Olaya y Guillermo Jiménez Morales; quienes fueran sus contrincantes en la contienda interna del tricolor Germán Sierra y Rafael Moreno Valle; la familia del gobernador, Fernando y  Jesús Morales; ex funcionarios como Carlos Arredondo Contreras; funcionarios como Alberto Amador Leal y Víctor Díaz Palacios junto con candidatos a diputaciones y alcaldías  favorecidos por la cúpula marinista.

Algunos tomaron el arranque de campaña como la llamada a escena, otros como un mutis. Germán Sierra Sánchez ni siquiera fingía participar en las porras que en reiteradas ocasiones le lanzaron al candidato. Moisés Carrasco Malpica debutó como fotógrafo del grupo de mariachis que amenizó el acto de Marín. El gobernador solo obtuvo una mención del candidato, quien le reconoció los beneficios del programa piso y techo digno como lo más generoso que realizó en materia de combate a la pobreza.

La burbuja marinista tuvo que dividirse para dar cabida a Enrique Doger Guerrero. Y es que éste se sentó justo en medio de Javier López Zavala y Mario Montero Serrano, para que el priísmo unido apoyara al candidato.

Durante el discurso de Mario Marín Torres, el secretario de Desarrollo Social, Alberto Amador Leal, no pudo evitar ponerse el saco cuando criticó a los técnicos de su dependencia que pretenden resolver los problemas desde el escritorio cuando se requieren funcionarios “que no le saquen al campo y al polvo”

Tras recordar cómo emigró de Nativitas a la capital, el priísta se comprometió a mejorar la condición de su tierra natal con diez puntos de acción entre los que mencionó organizar a los productores en uniones; un programa permanente de asistencia técnica; la creación de un sistema estatal de financiamiento; un sistema internacional para vender las cosechas y presas para combatir la aridez de la tierra Mixteca.

Tras los cohetes, las cumbias, los pétalos de rosas para recibirlo, las casas con mantas de apoyo a Mario Marín, las botellas de aguas Fersan con la foto del candidato, la cerveza indio, el refresco titanes y el jolgorio popular, Nativitas regresó al silencio, a esperar que nuevamente, “el hijo predilecto” regrese a la tierra árida y calurosa que le vio nacer.