04/Enero/2005
Blanca Patricia Galindo

Aunque lo desee, ahora que Valentín regrese a Estados Unidos, tras las fiestas decembrinas, no podrá llevarse nada al otro país. Y es que su travesía será la de cientos de indocumentados que cargará a cuestas sólo un par de mudas y nada, nada más.

A lo más, esta vez, que será la segunda en que viaje al vecino país del norte, llevará consigo a su sobrino Emmanuel, quien a sus 25 años y empujado por la necesidad de contribuir al sostenimiento de su familia, también correrá la aventura de cruzar la frontera.

Valentín tiene ya dos hermanas en Estados Unidos, y con el apoyo de ellas es como espera volver a encontrarlas y poder trabajar durante un tiempo que le permita reunir dinero y un mejor nivel de vida.

Sin embargo, está consciente de que la travesía no será sencilla, e incluso de que puede correr varios riesgos junto con su sobrino, como le ocurrió la primera vez en que se decidió a pasar “de mojado”.

Y es que el joven no olvida que en su primer viaje pasó de todo, desde el engaño de un “pollero” que se quedó con el dinero que llevaba, hasta el asalto a manos de los miembros de una banda llamada “Los cholos”, hasta la deportación.

“No nos podemos llevar nada, te quitan todo, es muy difícil”, expresa al preguntarle si ahora que busca regresar a Estados Unidos se llevará algo de la región para poder consumirlo en la Unión Americana.

“Cuando mucho me llevaré dos mudas de ropa, una encima de la otra, ni agua ni comida”, dice Valentín, quien durante la entrevista con este medio permanece acompañado de su sobrino Emmanuel.

“Puedes sufrir asaltos, de los mismos mexicanos”, comenta al tiempo de señalar que una de las peores experiencias que tuvo al atravesar la frontera por primera vez fue cuando lo asaltaron “Los cholos” y le quitaron el poco dinero que llevaba.

Pero antes, un “pollero” le dijo que le diera los recursos que tenía y que le cuidaría hasta que pasaran. Valentín le dio 12 mil pesos que nunca volvió a ver porque se esfumaron junto con el traficante.

“Antes de cruzar los de la banda de ‘Los cholos’, que son muy conocidos en la frontera, nos agarraron a cuatro y con navajas nos quitaron todo; a uno lo dejaron sin calcetines, sin calzones, ¡sin nada!”.

Una vez que lograron pasar, los indocumentados fueron hallados por la Patrulla Fronteriza y regresados a México, sin nada más que lo que llevaban puesto.

Y aunque de aquí “se extraña todo, la comida, el ambiente de la familia, la libertad, la libertad de expresión, porque allá no puedes decir nada”, para Valentín vale la pena volver a intentar el cruce hacia Estados Unidos. Y es que si bien ganarse un dólar “se sufre”… allá al menos hay trabajo.