29/Abril/2010
Lucero Hernández García

La comisión enviada por la Arquidiócesis de Puebla a la parroquia de Ocotlán para investigar el llanto de la Virgen de Los Dolores, no encontró algún rastro de las lágrimas que la imagen vertió la semana pasada y que causaron inquietud entre los fieles.

Este jueves iniciaron las tareas de investigación para verificar la certeza de las lágrimas en el rostro de la imagen religiosa, labor que corrió a cargo de Eugenio Lira Rugarcia, vocero de la Arquidiócesis; y Rogelio Montenegro Quiroz, director del Instituto de Teología del Seminario.

Para validar las pruebas de manera académica y científica, también participaron el arqueólogo Eduardo Merlo, y un representante de Linfo Lab, Sebastián Cadena, quienes no obtuvieron una prueba de las lágrimas, por lo que regresarán este viernes.

En entrevista, el vocero de la Arquidiócesis de Puebla, Eugenio Lira Rugarcia, reiteró que en tanto no se realice el análisis correspondiente, no se puede hablar de un milagro, ya que para ello se requieren de ciertos requisitos por cumplir, los cuales implican un proceso a largo plazo.

Explicó que la segunda inspección se realizará en la madrugada de este viernes, ante la recomendación del párroco de la Iglesia de Ocotlán, Delfino Blanco, quien asegura que las lágrimas de la virgen se presentan en la noche, en un horario de las 2 a las 3 de la mañana.

Descartó que el estudio de dicho fenómeno corresponda a El Vaticano, ya que de acuerdo al lugar donde se presenta el caso se realiza la supervisión, por lo que la labor depende del Obispo del lugar, quien notificará a la Santa Sede los resultados del estudio, para finalmente nombrar al fenómeno como "extraordinario", en caso de que así suceda.

Por su parte, la gerente del Laboratorio Linfo Lab, Cecilia Peña Martínez, precisó que una vez obtenida la prueba lagrimal, la cual deberá ser de al menos un mililitro, trascurran en promedio de 10 a 15 días para obtener los resultados químicos.

Cabe destacar que dichos estudios se realizarán por cuatro laboratorios, además de Linfo Lab. Participan la Escuela Química de la BUAP, el Instituto Politécnico Nacional, y la Universidad de Houston, Texas en Estados Unidos.

El proceso de análisis químico que se aplicarán a las pruebas integra estudios de resonancia e infrarrojos, explicó Peña Martínez.