06/Agosto/2014
Rodolfo Ruiz R.

Un elemento que explica la actitud hasta cierto punto beligerante del presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Raúl Plascencia Villanueva, frente al gobierno de Rafael Moreno Valle en el caso Chalchihuapan, es que en este se juega políticamente su reelección.

Si el gobierno estatal pensó que Raúl Plascencia sería un aliado amigable o una autoridad complaciente en las investigaciones que lleva a cabo el organismo para determinar si hubo o no violaciones a los derechos humanos de los pobladores de Chalchihuapan, y conocer de dónde finalmente salió el proyectil que mató al menor José Luis Tehuatlie Tamayo, se equivocó.

 

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